Historia de la inmigración en españa

Marroquí en España
DescripciónA lo largo de su historia, el perfil migratorio de España ha cambiado varias veces. Desde finales de la década de 1980, España ha sido predominantemente un país de inmigración. La expansión de la economía española la convirtió en uno de los principales países receptores de inmigrantes de Europa y del mundo, y su población inmigrante pasó de unos 500.000 en 1995 a dos millones en 2004. La crisis económica de 2008, sin embargo, tuvo un profundo impacto en el mercado laboral español, lo que provocó un fuerte descenso de la inmigración y un aumento de la emigración que se prolongó hasta 2014. La tendencia se ha invertido de nuevo en 2015, y en 2020 el país se situó entre los 10 primeros países receptores a nivel mundial. Cabe destacar que, mientras que antes de la crisis económica de 2008 la mayoría de los inmigrantes llegaban a España procedentes de América Latina y Marruecos, los flujos más recientes presentan un mayor número de inmigrantes procedentes de países europeos y africanos.
Los inmigrantes llegan a España por diversos motivos, como trabajo, estudios, reagrupación familiar y jubilación, pero prevalecen los motivos económicos. El crecimiento económico del periodo 1998-2008 hizo necesaria la demanda de trabajadores extranjeros en empleos poco cualificados e informales en sectores como la agricultura, la hostelería, los cuidados y, sobre todo, la construcción. Desde 2009, sin embargo, se ha producido un descenso de la migración laboral y un aumento relativo de las llegadas por otros motivos. Mientras que España concedió 373.865 permisos de trabajo en 2009, en 2019 solo se concedieron 114.381. La mayoría de los inmigrantes siguen concentrándose en empleos poco cualificados e informales, pero también hay un número creciente de inmigrantes, en su mayoría europeos, en empleos altamente cualificados. Un estudio de 2019 del Observatorio Español de las Migraciones muestra que el 76% de los hombres asiáticos (en su mayoría procedentes de China) trabajan en actividades comerciales, incluida la hostelería. Los hombres africanos tienen altas tasas de empleo en la agricultura (22,5%), mientras que las mujeres africanas ocupan con mayor frecuencia puestos "elementales" de baja cualificación (60%). Los inmigrantes procedentes de los países de la UE-15 se encuentran sobre todo en ocupaciones profesionales, administrativas o técnicas (56% de los hombres y 63% de las mujeres).
¿Cuándo empezó la inmigración en España?
Durante la primera década del siglo XXI, España experimentó una de las mayores oleadas migratorias de la historia europea, en relación con su población. Hasta mediados de los noventa, España había sido un país de población emigrante. Entre 1850 y 1950, aproximadamente 3,5 millones de españoles se fueron a países latinoamericanos.
¿De dónde proceden la mayoría de los inmigrantes en España?
Los principales países de origen son Rumanía, Reino Unido, Alemania, Italia y Bulgaria. Las autoridades británicas estiman que la población real de ciudadanos británicos que viven en España es mucho mayor de lo que sugieren las cifras oficiales españolas, estableciéndolas en torno a 1.000.000, de los cuales unos 800.000 son residentes permanentes.
¿Por qué emigró la gente de España?
La exploración había sido alimentada en parte por las esperanzas imperiales de descubrir civilizaciones ricas. Además, al igual que los que iban a bordo del Mayflower, la mayoría de los españoles llegaron al Nuevo Mundo buscando tierras para cultivar u, ocasionalmente, como han establecido recientemente los historiadores, librarse de la persecución religiosa.
Inmigración española a América en el siglo XIX
España puede presumir de haber integrado en su sociedad una oleada de inmigrantes de singular magnitud e intensidad, sin que ello haya ido acompañado de conflictos sociales de relieve ni de la aparición de movimientos xenófobos. Sin embargo, todavía está lejos de los países en los que los inmigrantes de primera generación y sus descendientes se han asegurado un papel destacado en la vida pública.
Han pasado más de 30 años desde que se aprobó la primera Ley de Extranjería en España, en 1985, y más de 20 desde que la inmigración empezó a ocupar un lugar destacado en el debate público y a ser percibida como una nueva realidad social. En este periodo España ha pasado de ser una sociedad cultural y étnicamente homogénea a otra en la que los inmigrantes procedentes de decenas de países diferentes, con religiones, lenguas y características físicas muy distintas, representan el 13% de la población. El proceso ha sido gestionado por las autoridades y la sociedad en general en ausencia de un debate sobre cómo garantizar la integración de los inmigrantes. Especialmente llamativo es el hecho de que en España -a diferencia de muchos otros países europeos con mayor tradición de inmigración- no se haya producido un debate significativo sobre los elementos culturales de la integración, un debate que oscila entre dos "modelos", el multicultural y el asimilacionista, y todos los puntos intermedios. Tal vez porque la identidad nacional en España en su conjunto es débil, las encuestas de opinión han mostrado sistemáticamente que la inmigración no se percibe como una amenaza cultural, a diferencia de lo que ocurre en buena parte de los países europeos. Sólo en Cataluña, donde existe una fuerte identidad nacional-cultural, percibida como en peligro, este aspecto ha tenido alguna importancia.
Mexicanos en España
Marruecos se situó como el país de origen del mayor grupo de inmigrantes llegados a España en 2021, según revelan los últimos datos. Más de 59.000 personas emigraron desde el país africano a España ese año. El segundo grupo más numeroso fue el de los colombianos, con cerca de 39.900 recién llegados.
La tasa de migración neta de España cambió de rumbo debido principalmente a la gran afluencia de extranjeros que se trasladan a residir al país mediterráneo. El flujo migratorio español se ralentizó tras la crisis financiera de 2008, aunque el número de extranjeros que optaron por cambiar de residencia experimentó un importante crecimiento en los últimos años. En 2021, los marroquíes ocupaban el primer puesto como nacionalidad extranjera residente en España, seguidos de rumanos y británicos.
En los últimos años, la Unión Europea se ha enfrentado a un creciente número de refugiados procedentes de Oriente Próximo y África. Las cifras de migración muestran que Alemania acogió a unos 15 millones de ciudadanos nacidos en el extranjero, lo que la sitúa como el país que más inmigrantes acogió en Europa en 2020. En comparación, la población extranjera de España se situaba por debajo de los siete millones, lo que situaba al país del Mediterráneo occidental en el tercer puesto de la lista europea de población nacida en el extranjero. Por desgracia, miles de personas han muerto o desaparecido intentando llegar a territorio español, ya que cada vez más inmigrantes irregulares optan por utilizar peligrosas rutas marítimas para llegar al sur de Europa desde las costas africanas.
España inmigración
ResumenLos grandes flujos de inmigración durante el período 1995-2007 incrementaron el peso de los extranjeros residentes en España hasta el 12 % de la población total. El rápido aumento del desempleo asociado a la Gran Recesión y la posterior crisis de la deuda europea, modificaron sustancialmente los flujos migratorios, de forma que, desde principios de la década de 2010, España experimentó salidas netas positivas. En este trabajo abordamos tres tareas. En primer lugar, mostramos que la sensibilidad de los flujos migratorios al desempleo es similar entre los españoles nacidos en España y los extranjeros que entraron en España durante los últimos 20 años. En segundo lugar, estimamos la importancia de los efectos de red pasados de los extranjeros y de los efectos de red recientes de los españoles en la configuración de estos flujos migratorios. Por último, utilizaremos estas estimaciones para conjeturar que la rápida creación de redes de españoles en el extranjero podría mantener sus tasas de emigración en crecimiento, contrarrestando así los efectos de salida debidos a la reciente caída de la tasa de desempleo.
En especificaciones posteriores, permitiremos diferentes elasticidades para la tasa de desempleo en origen y en destino. Aproximamos el coste de la emigración (c) de diferentes maneras (dummies separadas para cada país de origen y para cada región de destino o dummies temporales unidas a una díada país/región). También incluimos como covariables las variables ficticias temporales (c